IMPORTANTE: Para cada ranura de campaña es preferible ceñirse al uso de 1 guardado manual (sobreescribirlo en vez de sumar nuevos guardados manuales) y el máximo de 3 guardados rápidos y 3 guardados automáticos que el juego permite por ranura. Esto se debe a que Prey guarda también datos de estado de los niveles por separado de cada archivo de guardado pero los servicios de guardado en nube de GOG (al igual que pasa en Steam) no los distingue, resultando en que si cargas una vieja partida de la misma ranura aplicará los datos de estado de los niveles a partidas que no les corresponde, estropeando tu partida guardada y quedando así sincronizado en la nube sin opción a corregirlo. Dicho esto, Prey junto a su DLC Mooncrash son de las experiencias más disfrutables y repetibles que he tenido y hace clic en categorías de juegos como metroidvania, survival horror, y thriller en cuanto a historia (algunos detalles me recordaron a Soma de Frictional Games). Desmontar objetos (incluso aquellos del entorno) a cambio de recursos que poder convertir en más objetos se volvió adictivo, y comprobar que para cada acción los desarrolladores dejaron preparada una consecuencia le da a este juego una vida que a mi gusto deja en ridículo la libertad de elección de otros juegos como los Persona, Elder Scrolls o incluso Baldur's Gate (incluido el 3). Hay reacciones, diálogos e incluso rutas de misiones que jamás habría esperado. Y es que todo en cada lugar que pisas tiene más opciones de interacción que un juego de Amnesia. Hay sistemas presentes en todo para crear situaciones únicas en cada partida y una vez terminada la historia quedé muy satisfecho y con ganas de MUCHO más. Ahí es donde entra Mooncrash, un DLC con una historia paralela a la principal con una dinámica algo roguelike, un anticipo de lo que más adelante se recrearía en Deathloop. Un mismo entorno con elementos variables y diferentes personajes que deben llegar a su objetivo cuidando dejar preparativos para los demás.
